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Esta semana se cumplen los 170 años del estreno de Don Juan Tenorio, la obra teatral más representada de la historia de las letras españolas. Pieza clave, el Don Juan Tenorio de José Zorrilla se estrenó un 28 de marzo de 1844 y su protagonista salió del papel y de las tablas para convertirse en una leyenda del imaginario popular. En Qualitas Auto rescatamos esta importante efeméride de la historia de las letras hispanas para hacer un repaso y homenaje al mito de Don Juan y para desvelar por qué estamos ante un personaje único. En este artículo queremos conocer todo lo que rodea a semejante exponente del romanticismo español. Y cuando decimos todo es todo: Anécdotas, curiosidades, coincidencias… se trata de conocer la cara menos conocida de un autor, Zorrilla, de una obra, Don Juan Tonorio, y de un personaje como Don Juan.

Don Juan Tenorio, ¿la copia de una copia?

La obra Don Juan Tenorio se estrenó en el Teatro de la Cruz en 1844 y aunque ahora es parte de la historia de España, en su momento tuvo un éxito bastante discreto. Pese a ello, el paso de los años fue poniendo en su sitio este gran exponente artístico y ahora es tradición representar esta obra en fechas cercanas al Día de Difuntos (tranquilos, no haremos spoilers 🙂 ). Y es que todo el mundo coincide en señalar la gran versatilidad y originalidad de la obra de Zorrilla, sin embargo cabría hacerse la siguiente pregunta ¿Fue Don Juan un personaje creado por Zorrilla? La respuesta podría ser negativa, porque hay que tener en cuenta que existe un precedente literario que inspiró a José Zorrilla a la hora de escribir su Don Juan Tenorio. Lo tenemos en una obra atribuida a Tirso de Molina llamada “El burlador de Sevilla y el convidado de piedra” (1630). Pero es que no queda ahí la cosa, ya que a su vez “El burlador de Sevilla y el convidado de piedra”, donde aparece el personaje de Don Juan, se basa a su vez en la versión conocida como “Tan largo me lo fiais” representada en Córdoba en 1617 por la compañía teatral de Jerónimo Sánchez. ¿Estamos por lo tanto ante la copia de una copia? En realidad no, ya que cada obra aporta un plus a la creación de un personaje mítico como el Don Juan.

cartel cine 1922 Don Juan Tenorio.
Cartel antiguo de la película de 1922 de Ricardo de Baños. Foto: Cine y teatro.

Don Juan Tenorio es una obra dividida en 2 partes; la primera se compone de 4 actos, y la segunda de 3. Tanto la primera parte como la segunda tienen la peculiaridad de que transcurren en una sola noche, aunque con una separación temporal de 5 años. Ya que antes hemos hablado de la herencia de esta obra en “El burlador de Sevilla y el convidado de piedra”, para ser justos diremos que el primer acto se basa en el espíritu del “burlador”, con Don Juan como lo que es, un misógino mujeriego sin miramientos; mientras que el segundo acto bebe directamente del “convidado de piedra”, con un Don Juan más reflexivo, meditabundo y que se arrepiente de sus tropelías. Recordamos que un convidado de piedra no es otra cosa que alguien que está fuera de su sitio, un invitado al que los anfitriones no hacen caso.

Sevilla como escenario de duelos y seducción

La acción del Don Juan Tenorio de Zorrilla transcurre en la Sevilla de 1545, en los últimos años del rey Carlos I de España. La primera noche que ambienta al primer acto es una noche de carnaval. Sus primeros versos son parte de la historia literaria:

¡Cuán gritan esos malditos!

¡Pero mal rayo me parta

si en concluyendo la carta

no pagan caros sus gritos!

Don Juan Tenorio y don Luis Mejía se dan cita en la sevillana Hostería del Laurel para comprobar el resultado de la apuesta que hicieron un año antes, y que consistía nada más y nada menos que en “quién de los dos se batía en más duelos y quién seducía a más doncellas”. El resultado es abrumador a favor de Don Juan. Los rivales cuentan los muertos en batalla en 23 para Don Luis y 32 por parte de Don Juan. En cuanto a mujeres seducidas, tampoco hay color: Don Luis 56 y Don Juan 72. Abrumado por su derrota, Don Luis vuelve a retar al seductor diciéndole a Don Juan que lo que le falta en la lista es “una novicia que esté para profesar”, entonces Don Juan vuelve a complicar la cosa diciendo que conquistará a una monja, y que además conquistará a una mujer a punto de casarse. Aceptada la apuesta, Don Juan seduce a doña Ana, que se iba a casar… sí lo han adivinado, ¡con el propio don Luis Mejía! ¡La persona con la que Don Juan hizo las apuestas! No contento con la osadía, Don Juan rapta a la monja Doña Inés… no contaremos más para no desvelar cómo acaba esta historia. 😎

Doña Inéses
De izquierda a derecha, cuadro de Raimundo de Madrazo con María Guerrero de modelo y las actrices Elena Salvador y Ana Adamuz. Diferentes representaciones de Doña Inés, la mujer que hizo cambiar a Don Juan. Foto: Wikimedia Commons.

Así se escribe una obra inmortal

El texto de Zorrilla es una obra escrita en verso. Aunque haya diálogos entre personajes, uno completará la rima del otro. Es ahí donde observamos el enorme mérito que tiene esta obra, que hace uso de un lenguaje barroco, con ritmo y una métrica ejemplares. Si quiere ver una representación muy fiel, aquí le dejamos la producción que TVE hizo con Francisco Rabal y Concha Velasco.

Don Juan persiguiendo a Zorrilla

Se sabe que el autor de Don Juan Tenorio,  José Zorrilla, llegó a tenerle auténtica aversión al personaje de Don Juan. Tras el estreno de la obra, que como hemos dicho antes tuvo una tibia acogida, Zorilla vendió sus derechos de autor. Sin embargo no podría ser una decisión más desacertada y que perseguiría al autor vallisoletano el resto de sus días. Tras vender los derechos, curiosamente la obra comenzó a representarse cada vez más, haciendo que el personaje de Don Juan se popularizara sobremanera. Zorrilla revitalizó y catapultó a la fama a su personaje, un personaje el Don Juan que se haría más conocido que el propio autor. El público acudía a ver la obra pero no conocía a la mente que la pergeñó, algo que molestaba mucho a Zorrilla. Sin embargo años más tarde el dramaturgo confesó que con Don Juan había dejado de ganar mucho dinero pero consiguió crear una obra que sería inmortal. Al menos le quedaba ese consuelo, que no es poco.

José Zorrilla.
Zorilla se vio superado por Don Juan. Wikimedia Commons (dominio público).

Don Juan, llámalo carisma

Para que una obra –de cualquier tipo (cine, teatro, novela…)- tenga éxito, una de las recetas más sencillas es crear a un protagonista que tenga carisma, que enganche al público. El autor se presenta ante una tesitura principal: Crear un personaje con unas características que podrían resultar antipáticas para muchos: Esto es mujeriego, desafiante, osado, provocador… Si nos damos cuenta cualquier persona así sería difícil que nos cayera bien pero al tratarse de un personaje con tantas aristas resulta atractivo, porque en literatura gustan los personajes complejos, canallas y torturados. La popularidad de Don Juan es tanta que el nombre del protagonista ha pasado al vocabulario español como un atributo o un adjetivo más. De esta forma decimos que alguien mujeriego y con facilidad para las conquistas es un “donjuán”, de la misma forma que cogemos nombres literarios para denominar nombres comunes, como una “celestina”, que es alguien que empareja a enamorados o un “lazarillo”, la persona que guía a un ciego.

Aquí tiene unas frases en las que el propio Don Juan se describe a si mismo perfectamente:

«Por donde quiera que fui,
la razón atropellé,
la virtud escarnecí,
a la justicia burlé
y a las mujeres vendí.
Yo a las cabañas bajé
Yo a los palacios subí,
Yo los claustros escalé
Y en todas partes dejé
Memoria amarga de mí.»

Don Juan es un personaje inmortal, una leyenda que permanecerá para siempre en la mente de todos nosotros y por eso queríamos rendirle este homenaje, al personaje y a su autor. En Qualitas Auto, además de ser unos apasionados de los coches y sus seguros, nos gusta el arte. Por ello le ofrecemos a nuestros lectores estos acercamientos semanales que recogen la genialidad de los máximos exponentes de la cultura. Si quiere acercarse más a esta obra universal, puede verla aquí.